Desde 1995, las "casas de la historia" forman parte del proyecto "La historia local de 1945 en Brandeburgo: colapso, liberación, ocupación". El propósito es incentivar a docentes, alumnos e interesados a investigar el lugar en el que viven. Entretanto fueron surgiendo más de 60 proyectos, entre los cuales figuran nuevas casas de la historia que se exhiben en las escuelas del estado de Brandeburgo.
Las "casas de la historia para hojear" se insertan dentro de una serie de eventos, material bibliográfico y propuestas de asesoramiento de las "Oficinas Regionales para Comunidades Extranjeras, Iniciativas para la Juventud y Escuela" (RAA Brandeburgo e.V.), concebidas para investigar la historia local sobre el año 1945 en Brandeburgo.
En el marco general de este proyecto, pronto ocuparon un lugar privilegiado las "casas de la historia para hojear", sobre todo por su importancia en el trabajo participativo con niños y jóvenes en escuelas e instituciones extraescolares y también en el perfeccionamiento docente. Se trata de materiales didácticos presentados de forma poco habitual, desarrollados y producidos especialmente en colaboración con el equipo del "Museo Pedagógico de Berlín".
La idea central consiste en cinco libros ilustrados, hechos a mano con cartulina y cartón [ver imágenes], en diferentes tonos de beige y gris. Instalados adecuadamente dan la sensación de un paisaje urbano en ruinas. Los formatos de los libros varían entre los 50 y los 80 cm; su contorno fue diseñado por la escenógrafa y vestuarista Olga Lunow. El paisaje consta de una calle y de casas semiderruidas y otras intactas. Los edificios están dedicados a distintas temáticas: una barraca que representa el tema "fin de la guerra", una casa de departamentos en ruinas que ejemplifica la "sobrevivencia", un edificio escolar semidestruido para "la escuela entre los escombros" y otra escuela dedicada a la "educación bajo el nacionalsocialismo". La calle, concebida en forma de folleto desplegable que representa un itinerario, explora la temática "huida y desplazamiento" . Las ventanas y las grietas permiten espiar hacia adentro y generan curiosidad.
Al hojear los libros se va revelando que cada doble página transmite un contenido específico. Para que se pueda recorrer cómodamente el tema propuesto en el lapso de atención promedio, se limitó el número a un total de 20 doble páginas por libro.
Como si se tratara de recorrer una exposición, los jóvenes y adultos pueden hacerse una idea general sobre los distintos espacios o bien, atraídos por algún punto saliente, dirigirse de inmediato a alguno de los mismos. Aunque consiste únicamente de imágenes y textos, la secuencia elegida y la estética lograda, hace que la propuesta no sólo resulte atractiva para personas más visuales sino también para quienes prefieren la lectura o el tacto como medios de aprendizaje.
Las múltiples opciones para tocar, plegar, desplegar y sacar no son meros entretenimientos técnicos sino recursos para atraer y focalizar la atención, para contribuir a que el usuario incorpore los contenidos que se le proponen y para que cada uno plantee sus propias preguntas en relación con la historia. El diseño de los libros intenta aludir de manera inmediata a los contenidos y volver interesantes las temáticas planteadas. El mismo propósito anima la propuesta de trabajo con las "casas de la historia": al apelar particularmente a la percepción sensorial, se evita una elaboración únicamente cognitiva o una mera observación distanciada de los textos e imágenes. Las reacciones ligadas a lo emocional, como la curiosidad ante lo que no está a la vista, la alegría de ir descifrando informaciones en clave, el asombro ante el contraste entre distintas imágenes o entre imágenes y textos, la sorpresa y confusión ante determinados mensajes visuales o la necesidad de reflexionar pueden despertar la curiosidad sobre este período de la historia alemana y europea: un interés genuino que nace de una necesidad interna y no porque lo exija el currículo escolar. También se espera que el efecto de las "casas de la historia" vaya más allá y despierte la curiosidad y las ansias de conocimiento para seguir la historia de la guerra y la posguerra en el lugar en el que vive cada uno.
Para profundizar en los temas presentados en las "casas de la historia", se elaboró un "archivo", una carpeta con referencias bibliográficas y materiales adicionales [véase imágenes]; para la casa dedicada al "fin de la guerra", se preparó una "biblioteca" con doce libros sobre la temática. Además, hay una vasta "lista bibliográfica" con novelas y cuentos para adolescentes que se ocupan de la vida cotidiana bajo el nazismo, la persecución, la resistencia, el fin de la guerra, la prisión, la huída, la posguerra; también se recomienda bibliografía para profundizar en la temática.
Las informaciones elaboradas en función de los hechos históricos que relatan "las casas de la historia" y los "archivos" pueden ser utilizadas como base para plantear nuevos interrogantes. A la vez, los materiales ofrecidos son apropiados para ubicar los documentos locales y testimonios de los testigos de la época en un contexto histórico mayor.
La información que transmiten las "casas de la historia" también sirve para confirmar los conocimientos previos de los visitantes, las experiencias y las opiniones de los testigos y las informaciones sobre la historia local o para contrastarlos con opiniones, datos y hechos divergentes. La presentación de diferentes miradas busca ser un estímulo para analizar un mismo tema histórico desde diferentes perspectivas, descubriendo de esa manera las implicaciones políticas de las diversas ópticas; a la vez que se representan períodos del pasado desde el punto de vista contemporáneo.
Además de estimular el estudio de la historia local, las "casas de la historia" son importantes como recursos auxiliares para el trabajo concreto con niños y adolescentes: facilitan el tratamiento de temas de la historia contemporánea, ilustran procesos metódicos, posibilitan el trabajo autónomo y el aprendizaje integral y dan ideas para presentar los resultados de la propia investigación.
En los primeros seis meses del proyecto, las "casas de la historia" y su material complementario fueron prestados a 32 escuelas del estado de Brandeburgo. La cantidad de grupos escolares que dedicaron cerca de 3 a 4 horas a explorar esta exposición, es algo superior dado que los materiales circulaban en los colegios y también se utilizaban en encuentros docentes y en reuniones de padres.
En concordancia con el propósito, los grupos escolares y los equipos de trabajo tomaron las "casas de la historia" las como punto de partida para sus propias investigaciones o para desarrollar una presentación; también sirvieron para reactivar proyectos preexistentes. Los trabajos resultantes abarcaron un amplio espectro de recursos: la creación de casas similares sobre temas de historia local, la confección de collages de fotos y textos, periódicos murales, mapas; la redacción de artículos periodísticos sobre "esa época"; la presentación de documentos sobre campos, empresas, calles, edificios, cuarteles, búnkers y destinos de la población judía local, la reconstrucción del itinerario de la huida en plastilina. Los trabajos transmiten la curiosidad y la pasión por el conocimiento de los jóvenes que participaron de las investigaciones con un indeclinable empeño, casi siempre en su tiempo libre. El atractivo de las "casas de la historia" reside en que apelan a diferentes intereses y diversas necesidades, dejando librado al usuario individual cómo usarlas.
Del trabajo escolar surgió la exposición itinerante "Los alumnos descubren la historia local en Brandeburgo - 1945", que se está presentando en las diferentes escuelas de la región. Las "casas de la historia" también están a disposición de las instituciones educativas de Berlín.